Newsletter
Sobre el autor
En 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) definió y adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a fin de reducir las desigualdades sociales y proteger el planeta. La bioeconomía es un campo con gran potencial de impacto en este marco, dado que contempla los tres pilares de la sostenibilidad:
- Su aprovechamiento de recursos biológicos de diversos sectores permite reducir su huella ambiental, generando productos y energía más sostenibles.
- También es más sostenible a nivel económico, ya que aporta un valor añadido a los residuos, que pueden comercializarse como materias primas.
- Además, la bioeconomía produce un impacto social, al crear nuevo empleo y extender la concienciación sobre el estado ambiental y social del mundo.
La ONU no cuenta con poder legislativo, por lo que los ODS actúan como brújula para armonizar los planes nacionales con los compromisos mundiales de los países. Además, al explicar cómo se alcanzarán los ODS, la ONU reconoce la importancia de que todas las partes interesadas (inclusive la sociedad civil y el sector privado) contribuyan. Por tanto, la implementación exitosa de la bioeconomía, así como la consecución de los ODS para 2030, implica una remodelación de las políticas y las acciones personales, nacionales e internacionales.
A nivel europeo, la Unión Europea (UE) ha desarrollado distintos programas para fomentar la adopción y la innovación en bioeconomía, como el Pacto Verde Europeo: un paquete de iniciativas políticas para que la UE ejecute su transición ecológica, alcanzando la neutralidad climática de aquí a 2050. Los 27 países de la UE deben cumplirla, adaptando sus legislaciones nacionales. Tras adoptar estas medidas, la UE necesita evaluar el estado de la bioeconomía y sus tendencias. En este contexto, la Comisión Europea (CE) financia el proyecto europeo BioMonitor.
BioMonitor
BioMonitor ha desarrollado estándares para cuantificar el tamaño y el desarrollo de la bioeconomía. Con los resultados obtenidos, el proyecto describió el efecto de las políticas nacionales en la materialización de futuros escenarios de desarrollo de la bioeconomía. En este informe de políticas, BioMonitor clasifica las políticas en:
- Mano a mano: la UE colabora estrechamente con el resto de actores globales. La escala mundial de las medidas, así como una mayor responsabilidad e implicación social de las regiones promotoras del cambio, permite la internacionalización de la bioeconomía y la adopción de medidas al respecto en todo el globo.
- Resiliencia BioEco-lógica: las acciones globales se dirigen de forma consensuada y sin titubeo hacia reformar los mercados energéticos y reforzar las políticas climáticas, creando una sociedad más resiliente a nivel ecológico y económico.
- Apáñate tú: la UE mantiene sus objetivos del Pacto Verde Europeo para 2030 y 2050, liderando el uso eficiente de recursos para una economía circular y sostenible en los distintos sectores, mientras otros actores internacionales dejan de fomentar la bioeconomía. La biomasa agrícola, silvícola y acuícola se valoriza en aplicaciones industriales y energéticas.
- ¡A perforar!: el consumo global sigue en la tendencia de “usar y tirar” y depende de los combustibles fósiles. Las políticas actuales que favorecen la bioeconomía y la mitigación del cambio climático se dejan de lado.
En paralelo, el Centro Común de Investigación (CCI) de la CE ha descrito cuatro posibles estados de la bioeconomía tras finalizar el Pacto Verde Europeo (2050) basados en el grado de colaboración y concienciación ciudadana y las políticas aplicadas. A continuación, revisamos los escenarios descritos por el CCI, relacionándolos con las políticas descritas por el proyecto BioMonitor. La imagen inferior, una adaptación del informe de políticas de BioMonitor, indica el nexo entre la clasificación del CCI (marrón) y BioMonitor (verde).

Hagámoslo juntos: Mano a mano
Se trata de los escenarios idóneos. La masa social está concienciada acerca de la importancia de alcanzar los ODSs y participan de forma activa en los cambios. Existe una voluntad transformadora. Además, las políticas nacionales e internacionales les respaldan, facilitando la transición del modelo actual a uno donde la bioeconomía es un motor principal. Los estados fuera de la Unión Europea también están trabajan con ese objetivo en mente, lo que se traduce en un impacto global sobre el medio ambiente y la sociedad.
Nos encargamos nosotros: Resiliencia BioEco-lógica
Estos escenarios se darían si la cooperación y voluntad de acción social y estatal no se corresponden con las políticas implementadas. Por ejemplo, si los clientes estuvieran cada vez más concienciados acerca de la importancia del consumo de proximidad, pero no hubiera incentivos para los pequeños comercios que fundamentan sus ventas en su entorno. En estos casos, la sociedad intenta promover un cambio de enfoque del mercado con los cambios de hábito y niveles de consumo. Si dicho cambio es suficientemente notable, es posible dirigir el sistema hacia prácticas más sostenibles. No obstante, es un viraje más lento y laborioso que si estuviera reforzado por políticas de gran calado.
Hacedlo por nosotros: Apáñate tú
Se adoptan políticas locales, nacionales y europeas coherentes entre sí, que promueven la adopción de la bioeconomía al nivel personal, en negocios a pequeña escala y en grandes empresas. Se dirige y beneficia al cambio de prácticas, liderando desde los distintos sectores económicos la transición hacia una mayor sostenibilidad social y ecológica. No obstante, la mayoría social se resiste a reducir su consumo, reduciendo los beneficios ambientales de las medidas. Además, países fuera de la Unión Europea persiguen estos objetivos sociales y ambientales en menor o nula medida. Esto reduce drásticamente el impacto total que se puede alcanzar.
Hacer lo indispensable: ¡A perforar!
Los hábitos de consumo se mantienen (usar y tirar productos no sostenibles), intensificando la producción. Se continúan explotando mayoritariamente recursos no renovables, como los combustibles fósiles. La bioeconomía representa un reducto de actividades incapaz de hacer frente al impacto del resto. Las medidas políticas adoptadas son paliativas ante las crisis climáticas y sociales, no previsoras. Los países externos a la Unión Europea siguen estos mismos preceptos, impidiendo alcanzar los ODS.
Estos análisis indican que tanto las posturas personales como las nacionales pueden impactar al bienestar social y ambiental. Esto implica que las actividades de concienciación y la educación son clave para implementar de forma efectiva la bioeconomía, y paliar los daños medioambientales derivados del estilo de producción actual.
Por otro lado, se demuestra la importancia de legislar acorde a los ODS para impulsar la transición a un mundo más equitativo y cuidar el planeta. Las políticas de mitigación de daños pueden ser complementarias a, pero no sustitutivas de, las políticas de prevención. Estas deben promoverse tanto a nivel regional, como nacional e internacional.