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Las dietas actuales no son sostenibles a largo plazo
Hoy en día, los patrones de alimentación actuales dependen en gran medida de la carne, los productos lácteos y el pescado debido a su perfil nutricional único, ya que determinadas proteínas, vitaminas y grasas sólo están presentes en estos productos. Además, estos productos contribuyen al 37% de la ingesta mundial de proteínas. Sin embargo, estos patrones alimentarios tradicionales generan actualmente un impacto medioambiental negativo al utilizar el 83% de las tierras de cultivo del mundo y contribuir a generar el 58% de las emisiones de efecto invernadero (emisiones GEI) relacionadas con la producción de alimentos[1]. Esta situación es extremadamente preocupante en el caso de los productos cárnicos, ya que la ganadería por sí sola es responsable del 15,4% de las emisiones totales de GEI a nivel mundial.
[1] European of Journal Nutrition (2024). Meeting the global protein supply requirements of a growing and ageing population. Link.
Según las Naciones Unidas, se espera que la población mundial alcance los 9.700 millones de habitantes en 2050, lo que supone un aumento de 2.000 millones de personas con respecto a los niveles de 2019. Para satisfacer estas necesidades alimentarias en rápido crecimiento, la producción de alimentos deberá aumentar en torno a un 60 % (estimación del Instituto de Recursos Mundiales)[1]. Este requisito para la producción de alimentos requeriría 593 millones de hectáreas adicionales de tierras agrícolas para satisfacer esta demanda, lo que dista notablemente de ser una solución sostenible teniendo en cuenta el actual impacto medioambiental de nuestros sistemas alimentarios actuales. Por tanto, la pregunta es… ¿cómo podríamos cubrir la creciente demanda de alimentos sin dañar el medio ambiente?
[1] EIT Food (2019). Sustainably feeding the world in 2050: Are efficiency and equity the answer? Link.
Los insectos surgen como alternativa sostenible a los patrones alimentarios actuales
El 23 de octubre celebramos el Día Mundial de los Insectos Comestibles. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), +1.900 especies de insectos son comestibles y constituyen una prometedora fuente de proteínas con una calidad nutricional comparable a la de algunas proteínas de origen cárnico, pero con una menor huella medioambiental. Con un alto contenido proteínico de hasta el 76%, los insectos son una alternativa potencial a las fuentes tradicionales de proteína animal. Por término medio, los insectos aportan 9 veces más proteínas que la carne de vacuno[2],[3]. Además, los insectos aportan ácidos grasos insaturados (por ejemplo, la composición de ácidos grasos de los gusanos de la harina es comparable a la del pescado y superior a la del cerdo y el vacuno).
[2] Lisboa et al., (2024). Unlocking the Potential of Insect-Based Proteins: Sustainable Solutions for Global Food Security and Nutrition. Link.
[3] Next Food (2018). The breeding of edible insects compared to the production of meat. Link.
Por lo que respecta al impacto medioambiental, la cría de insectos podría aportar las siguientes ventajas en comparación con la ganadería:
- Necesita una menor superficie de tierra: la cría de insectos requiere una menor superficie de tierra que la ganadería. El terreno necesario por 1 g de proteína en la cría de insectos es de 18 m2, mientras que 1 g de proteína procedente del ganado requiere 254 m2 de terreno[1]. Por tanto, la cría de insectos puede ahorrar hasta un 90% de terreno.
- Requiere un menor consumo de agua: las larvas de los insectos utilizan una menor cantidad de agua que los productos derivados del ganado. Mientras que 1 kg de carne de vacuno consume 22.000 litros de agua, 1 kg de proteína comestible de insecto necesita entre 1 y 10 litros de agua[2].
- Los insectos tienen una alta eficiencia de conversión proteica: los insectos proporcionan una mayor tasa de conversión de alimento en proteína en comparación con el ganado. Por ejemplo, los grillos sólo necesitan 2 kg de alimento por 1 kg de proteína. Por lo tanto, los insectos suelen necesitar mucho menos pienso, ya que el ganado, por ejemplo, requiere 10 kg de pienso por 1 kg de peso vivo del animal. Esto significa que los grillos son 12 veces más eficientes que el ganado vacuno en cuanto a eficiencia de conversión de proteínas[3].
- Los insectos pueden alimentarse con residuos: los insectos comestibles pueden alimentarse con residuos (por ejemplo, residuos orgánicos de alimentos), contribuyendo a reducir el actual desperdicio de alimentos (estimado en 59Mt anuales en la UE[4]). Se estima que utilizando el 50 % de los residuos alimentarios disponibles como alimento para insectos, en 2030 se podrían producir 1,5 Mt de proteínas de insectos en la UE, contribuyendo a integrar prácticas de economía circular en nuestra sociedad[5].
Sin embargo, a pesar de ser una alternativa prometedora para resolver el problema de cómo alimentar a una población creciente de una manera sostenible, las tecnologías de cultivo de insectos, así como las barreras reglamentarias y de aceptación de los consumidores deben ser superadas en los próximos años antes de que el consumo de insectos comestibles esté plenamente integrado en nuestras dietas.
[1] Statista (2018). Farmland required per gram of protein in livestock vs. insect farming as of 2018, by species. Link.
[2] Kowalski, Arkadiusz (2024). Method of Planning and Scheduling the Production Process of Yellow Mealworm Larvae for a Small Enterprise. Link.
[3] Wageningen UR (2013). Edible insects: future prospects for food and feed security. Link.
[4] European Commission (2024). About Food Waste. Link.
[5] Elleby et al., (2022). Insects Reared on Food Waste: A Game Changer for Global Agricultural Feed Markets?. Link.